Reflexiones en torno a la tesis de postgrado I. Forma, fondo, aporte o un simple trámite administrativo para conseguir un cartón?
Es importante aprender métodos y técnicas de investigación, pero sin caer en un fetichismo metodológico. Un método no es una receta mágica; más bien es como una caja de herramientas, en la que se toma lo que sirve para cada caso y para cada momento
Ezequiel Ander-Egg
La investigación, como la educación resuelven problemas… Pero primero debemos asumir los problemas con autocrítica para luego aplicar las soluciones…
Quien no ve o no quiere ver los problemas, no ve tampoco las soluciones
Enrique Richard
Hace más de 25 años que dicto asignaturas vinculadas a Metodología de la Investigación, incluidas Talleres de Tesis y tanto en carreras de grado como de posgrado y no dejo de sorprenderme cómo aún hoy sigo renegando con cuestiones inherentes a estas asignaturas y que son difíciles o imposibles de explicar epistemológicamente. ¿O será que la epistemología y la ciencia misma ocupan compartimientos estancos sin vínculo alguno? ¿Será la metodología, un simple estudio de las “recetas de cocina” del cómo investigar? ¿Será el método un “recetario” dogmático? ¡Porque si es así, hace más de 25 años que enseño cualquier verdura! ¿Por qué? Sencillamente porque enseño que la ciencia avanza rompiendo paradigmas. Que lo que hoy es válido en ciencia mañana no lo será, que la ciencia busca conocer la realidad. Que para ser investigador se debe buscar la objetividad y que el dogma es un pecado capital en ciencia y contradictorio con la esencia misma de la ciencia. Que el prejuicio es enemigo de la ciencia y un largo, muy largo, etc. y cuando creo firme lo que profeso, resulta que a lo largo de 25 años me sigo encontrando con universidades que pretenden hacer de la ciencia un dogma inamovible y un extensísimo etc.. ¿A qué voy con toda esta perogrullada? A que cada vez que me hago cargo de estas asignaturas me dan un reglamento “bíblico” por lo dogmático. De hecho, ya poseo una muy amplia colección de dichos reglamentos, aunque, por ahora, ignoro su utilidad… En ellos, entre otras cosas, especifican cómo debe ser la tesis estructuralmente, con lo cual no tengo problema. El problema surge cuando dicho reglamento especifica, entre otras cosas:
“El marco teórico deberá tener un mínimo de 40 hojas y un máximo de 70” “Bibliografía: Tratándose de una tesis de Maestría, la bibliografía no podrá tener menos de 20 citas, en el caso de doctorado el número de citas no deberá ser inferior a 30…”
“Las tesis de maestría deberán tener un mínimo de 400 páginas, en tanto que las de doctorado deberán tener un mínimo de 600…”
Cuando pregunto cuál es el fundamento epistemológico (O el que sea) para ello, la pregunta jamás tiene respuesta!! Entonces divagando un poco, los corolarios a mi pregunta son: Acaso es lo mismo una tesis de matemáticas que una de biología, una tesis descriptiva que una hipotético deductiva? ¿Cuál es el fundamento para IMPONER dogmáticamente que la tesis deberá tener un mínimo de 400 páginas (Maestría) o un mínimo de 600 p (Doctorado)??? Porque si ése es el caso, es fácil, simplemente agrego más citas bibliográficas o amplio el marco teórico tanto como sea necesario!! y lamentablemente, ése es el caso. Cuando se imponen dogmáticamente y sin fundamento, lineamientos burrocráticos como el expuesto, obligan al estudiante a realizar esto…. Un homenaje al culto de la forma por sobre el fondo, de lo legal por encima de lo legítimo… ¿Cómo puede ser que la diferencia entre una tesis de maestría y doctorado sea el número de páginas, de citas bibliográficas y otras cuestiones de forma? Una tesis Sres., es antes que nada un ejercicio intelectual de investigación que debe dar por resultado un aporte a la ciencia. Una tesis es una investigación y como tal debe partir de una pregunta o problema tomado de la realidad, con una respuesta probable a la misma o hipótesis y el consecuente ejercicio metodológico de demostrar que tal respuesta es la correcta o no, la tesis. Desde el primer, al último paso, esta investigación debe, necesariamente, seguir una lógica que se sustenta en bases epistemológicas lógicas y no en un recetario dogmático de cocina. Aristóteles hablaba de la esencia de las cosas y dicha esencia es lo que nos permite identificar una silla, luego de haber visto varias. De idéntica forma una investigación tiene una esencia, la lógica epistemológica de la misma. Teniendo ello, lo demás, los reglamentos, protocolos, etc. son un simple medio para uniformizar la presentación de la misma pero de ninguna manera puede ser el fin. La forma no puede ser prioritaria sobre el fondo. De otra forma nos encontramos con la situación actual, donde los jurados de tesis que cada vez menos ostentan el, epistemológicamente necesario estatus de pares académicos, se limitan a ver en la tesis si los márgenes son los establecidos, si el tipo de letra es el correcto, si el número de páginas es el estipulado, etc. y, si cumplió con los detalles de forma, lo demás no importa… La forma, el protocolo es el fin… ¡Qué lamentable! Por otro lado, no todas las investigaciones son iguales, de hecho por principios, no podrían serlo ya que vulnerarían el principio de originalidad de las mismas. Consecuentemente no pueden tampoco ser todas de la misma extensión. Asimismo el estado del arte de cada área del conocimiento no es homogéneo y no se puede pedir un mismo número estándar de citas para cada tipo de tesis, independientemente del tema de investigación que se realice. Actualmente, la evaluación del conocimiento del estado del arte de un determinado tema, por parte de un par académico (En carácter de evaluador o arbitro de una revista científica por ejemplo) se realiza analizando la pertinencia de dos o tres citas en la introducción del trabajo. Tan sólo con ver dicha pertinencia, el evaluador puede intuir cuánto sabe del estado del arte y la revisión del tema. De allí la importancia de que quienes evalúen sean pares académicos. Algo que actualmente se ha perdido a la hora de evaluar una tesis por lo que los tribunales se arman con docentes que tengan “tiempo” para ello, aunque el tema no tenga nada que ver con ellos. De allí también que se limiten a evaluar la forma (ni siquiera el método), es decir lo menos importante… Dos o tres citas pertinentes al tema, no son equivalentes a 20 o 30 citas que aparentemente podrían tener relación con el mismo y que sólo son incluidas en una bibliografía porque el reglamento así lo especifica. En la mayoría de los casos y la experiencia así lo demuestra, ni siquiera son leídas! Lo peor de todo esto es que la mayoría de estos reglamentos son tajantes a la hora de especificar cuántas citas debe tener la bibliografía, pero luego no dicen nada sobre la citación de la misma en el texto. Esto trae como consecuencia que las tesis tienen la bibliografía exigida (20 o 30 citas en el capítulo Bibliografía) pero ninguna cita en las 400 o 600 páginas de texto!!! Lo que arroja muchas dudas sobre la veracidad del mismo y por supuesto plantea incluso un problema legal ya que, al no haber citas en el texto, todo lo allí incluido correspondería al autor de la tesis… Como he demostrado en muchas defensas de tesis, demasiadas tesis son literalmente armadas copiando y pegando de monografías bajadas de sitios non sanctos de Internet y luego de este proceso Frankesteiniano (Perdón Mary Shelley!); al final para llenar los requisitos, le agregan la bibliografía solicitada, que demasiadas veces no tiene relación alguna con el texto. Pero cómo afirman muchos estudiantes “esa parte los evaluadores, ni la leen” y lo interesante o consecuente de ello es ver cuántas tesis tienen el mismo número de citas y… de las mismas citas…
Cuando realizo una investigación la realizo desde la lógica epistemológica del objeto y ciencia y sólo cuando esta culmina y luego de revisar cien veces desde la pregunta motivadora, pasando por el método, los resultados y conclusiones, recién me preocupo por ver dónde la publico. ¿A qué viene esto? A que cuando elijo la revista, esta me informa, a través de las instrucciones para autores, cómo debo presentar la información de mi investigación, la forma. Es decir, dichas instrucciones son un protocolo para presentar la investigación, pero la investigación es el fin y el protocolo el medio para presentarla y publicarla. Conociendo la lógica de la investigación, no me hago problema alguno por acomodar mi investigación al protocolo. Pero cuando se cree dogmáticamente que el protocolo es el fin, entiendo que cuando este cambia, la persona se desoriente y no entiende el porqué. Basta entonces de cursos que pretenden enseñar a investigar como un protocolo tan hueco como un formulario o receta de cocina, y hago la comparación porque demasiados cursantes llegan a mis cursos de postgrado pensando que investigar es llenar un formulario con lo que el formulario pide… Y sobre todo, basta de cuestionar los contenidos epistemológicos de estos cursos como inútiles o peor aún, los comentarios de que la epistemología no sirve y que es mejor canalizar ese tiempo (Supuestamente desperdiciado) en los supuestos “esquemas” de investigación (Léase formas reglamentarias). Porque mientras sigan estos comentarios seguirán haciendo una apología del delito de la ignorancia más supina… Lamentablemente existe un tirafondo para todo esto y radica en la paradoja de las transversales. ¿Cuál? La de la investigación en este caso, y la paradoja es que: Nadie puede transversalizar los conocimientos, destrezas y habilidades que no posee… Lamentablemente según el estudio de Bravo y col. (2003) más del 87 % de los docentes que imparten a nivel universitario (grado y postgrado) Metodología de la Investigación, Talleres de tesis etc. jamás hicieron una investigación… Ergo, se entiende entonces porque se prioriza la forma sobre el fondo o por qué para demasiados docentes la forma es el fin mismo de la investigación… Se entiende, pero de ninguna manera se justifica…
Pretender encauzar y ajustar el ejercicio de una investigación científica (tesis) en un único protocolo (Léase instrucciones reglamentarias para hacer una tesis), rígido y dogmático es pretender hacer una silla con un método único, independientemente de que la misma sea de madera, metal, cuero, o plástico. Cada tipo de silla se realiza con un método y herramientas o instrumentos diferentes, pero todas terminan siendo sillas. Cuando uno quiere publicar una investigación se atiene a las normas y protocolos de las revistas, el medio para publicar. Pero ello no implica que debamos hacer un postgrado para aprender cada protocolo de cada revista en la que me interesa publicar!!! O que dicho posgrado debe estar dirigido a la forma sobre el fondo. Por favor!! Es lamentable que luego los estudiantes indiquen que sienten gran inseguridad para publicar un trabajo o su tesis porque el esquema de la revista no es el mismo que el de su tesis y crean fehacientemente que su tesis fue un formulario que tuvieron que llenar… Si este es el caso, sólo significa que nunca supieron hacer investigación. Lamentablemente, el conocimiento de la ciencia y el ejercicio de la investigación científica en una tesis, por desconocimiento, ha derivado en un culto a la forma. Cuya generalización en la comunidad académica ha motivado que hoy el concepto general que poseen los estudiantes de postgrado es que la tesis es un mero trámite administrativo, de significado difuso, para obtener el tan ansiado cartoncito… Lamentablemente también, es que bajo esta visión de trámite administrativo (Nuevamente la forma sobre el fondo) hace que demasiadas personas deriven dicho trámite en terceros. Mismos que, desde una gran variedad de avisos en periódicos (Cfc. Richard 2004, 2006), permiten que hoy la elaboración de tesis de grado y posgrado se haya convertido en un negocio cada día más floreciente, del cual la única enseñanza que le queda al estudiantes es que la tesis es un trámite administrativo que, como el cartón mismo, se puede comprar…
El fin de toda investigación es el aporte de la misma al conocimiento objetivo de la realidad. Los reglamentos, protocolos, formularios, las formas son sólo los medios de presentarla y/o publicarla. Mientras no entendamos eso, seguiremos con los problemas aquí mencionados.
No hay normas, ni protocolos universales, hay una lógica epistemológica para cada ciencia…
Literatura citada
BRAVO, G. E., M. GARCIA, B. G. PINELL, E. MOLINA SANDOVAL, F. OMONTE V., C. PIMENTEL R., E. PRADO A., 2003. Diplomados en educación superior: Necesidad ó búsqueda de nuevos paradigmas?. MS presentado en el I Simposio Académico de la Fac. Técnica de la UMSA. 2003. 26 p + anexos.
RICHARD, E. 2004. Universidad, docencia, política y sociedad en Bolivia. Reflexiones en torno al perfil docente investigador universitario ideal para el tercer milenio, en Bolivia. Pp 3 – 41. En: Barral, R. (Ed.). 2004. Educadoras nuevas, educadores nuevos. Editorial Ayni Ruway. La Paz, Bolivia. 144 p. D.L. 4-1-1471-03, ISBN 99905-0-423-7.
RICHARD, E. 2006. Investigación científica y soberanía nacional: Reflexiones en torno a la problemática de la investigación científica y la soberanía nacional en Bolivia. Pp. 99 – 148. En: BARRAL ZEGARRA, R. y E. RICHARD (Eds). Educación y constituyente: Autonomías y soberanía. 148 p. Ed. Ayni Ruway. La Paz, Bolivia. ISBN 99905-0-040-5
(*) Enrique Richard es Doctor en Ciencias Biológicas, con 35 años de experiencia como docente de grado y posgrado en diferentes universidades de Latinoamérica. Actualmente es Rector de CIDE
ResearchGate: https://www.researchgate.net/profile/Enrique_Richard